Autor: Hermanos Grimm. La Bella Durmiente es un cuento de hadas popular europeo nacido de la tradición oral, las versiones más conocidas son las escritas por Charles Perrault en su libro "Cuentos de Mamá Ganso" publicado en 1697: "Belle au Bois Dormant" (La Bella Durmiente del Bosque) y la de los Hermanos Grimm: "Dornröschen" (Bella Durmiente).
Se ha señalado que en la Saga Volsunga ya se encuentra el germen de este relato, en el episodio en que Sigurd deja a Brunilda (Brynhild) prometiéndole regresar para casarse con ella.
Diferencias entre versiones: Tanto en el cuento alemán como en el francés la historia sucede de manera similar hasta el momento del despertar de la princesa. Sólo varían detalles como el número de las hadas (13 en el primero, 8 en el segundo) o los presentes que reciben los invitados durante el festín que sucede al bautizo(platos de oro en el primero, estuches de oro en el segundo).
Sin embargo, mientras el relato de los hermanos Grimm es bastante simple ya que, principalmente, está dirigido a un público infantil; Perrault añade comentarios perspicaces e incluso comentarios humorísticos.
Después que despierta la princesa:
En fín, hacía cuatro horas que hablaban y no habían conversado ni la mitad de las cosas que tenían que decirse
Charles Perrault
El príncipe ayudó a la princesa a levantarse y vio que estaba toda vestida, y con gran magnificencia; pero se abstuvo de decirle que sus ropas eran de otra época y que todavía usaba gorguera; no por eso se veía menos hermosa.
Charles Perrault
Otro aspecto que se le ha criticado tiene que ver con el machismo que se advierte, por ejemplo, entre los dones que entregan las hadas. El escritor francés no añade "inteligencia" como sí lo hacen los hermanos Grimm. Es más, el primero dice que el pinchazo se debió a que era "atolondrada".
Despues de la boda, el cuento de Perrault continua con las perversidades de la madre del príncipe, con muchas características de ogro, que quiere comerse a los niños y a la princesa.
Hubo una vez un rey y una reina que deseaban mucho tener hijos. Después de un largo tiempo, la Reina dio a luz una niña. Era tanta su alegría que el Rey anunció una gran fiesta para el bautizo. Como madrinas de la pequeña Princesa invitaron a todas las hadas que hallaron en el reino, un total de siete.
El Rey preparó para cada hada de regalo: un cofrecillo hecho en oro, rubíes y diamantes.
Las hadas en agradecimiento otorgaron a la pequeña princesa un don cada una.
¡Serás la más bella de todas las doncellas!
¡Tendrás la bondad de un ángel!
¡La gracia de una gacela!
¡Bailarás con toda perfección!
¡Cantarás como un ruiseñor!
¡Tocarás todos los instrumentos musicales de maravillas!
De pronto, una mujer entró en la sala. ¡OH! ¡Era el hada malvada, perdida desde hacía tiempo!
¡Se han olvidado de mí ¡- dijo muy furiosa, y lanzó un hechizo contra la Princesa: ¡ El día de tu cumpleaños número dieciséis te pincharás con una aguja y morirás!
La última de las hadas buenas, que aún no había dado su regalo, dijo con, voz dulce: Majestades, vuestra hija se pinchará el dedo con una aguja, pero no morirá. Dormirá profundamente y pasados cien años un príncipe la despertará.
El rey, asustado, ordenó que se destruyeran todas las agujas del reino. Pasaron así dieciséis años sin que nada ocurriese... hasta que un día la Princesa, paseando por el gran castillo, descubrió una pequeña habitación Allí el hada malvada disfrazada de anciana, cosía con aguja e hilo...¡Nunca vi nada igual a esto! Exclamó la princesita tomando una de las agujas.
Entonces... ¡Se pinchó en el dedo, tal como predijo el hada malvada! al instante la princesita cayó al suelo, quedando profundamente dormida.
El Rey, desconsolado, trasladó a la bella Princesa y la a acostó en su hermoso lecho de oro y plata. Enseguida, mandó llamar al hada buena que, al ver la gran tristeza de, todos los habitantes del castillo, dijo al rey: -Majestad, para que nuestra Princesa no se encuentre sola en el sueño, todos, dormirán y no despertarán hasta que ella termine su largo sueño.
Tras haber pronunciado estas palabras, todos en el castillo cayeron dormidos. A partir de aquel momento un bosque mágico cubrió el castillo.
Y así pasaron cien años hasta que, un apuesto príncipe, montado en su corcel paso cerca del lugar, entonces mágicamente su caballo se detuvo. Tan pronto desmontó, el bosque impenetrable se abrió ante sus ojos y vio el castillo. El Príncipe, intrigado, entró en aquel lugar, donde todo el mundo parecía dormir.
Cuando llegó al magnífico lecho de oro y plata, la hermosa Princesa dormía. Asombrado por su belleza, se inclinó y posó suavemente sus labios sobre las rosadas mejillas de la hermosa joven.
¡La bella Princesa despertó; Y con ella también despertaron todos los habitantes del castillo!.
¡Todos comenzaron a bailar de alegría!.Al día siguiente, los festejos terminaron con una gran boda que, unió para siempre a la Princesa y el apuesto Príncipe enamorados.
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